sábado, 30 de agosto de 2014

Un adiós

Adiós, a esas voces extrañas de ángeles celestiales, cuyos suspiros retumban mis oídos cada noche.
Adiós, a esa luna, nunca cambiante, cuya luz iluminó nuestros pasos en la oscuridad.
Adiós, a esas estrellas, frías y lejanas que iluminan la noche, larga y pesada sin ella. 
Adiós, a esa brisa tibia que llegaba a mi rostro cuando te veía de lejos.
Adiós, a esa mirada, eterna y llena de misterios, que nunca dejarán de intrigarme y fascinarme. 
Adiós, a esos labios, suaves y delicados, que tantas noches besé. 
Adiós, a esa piel, tersa y llena de misterios, que acaricié noches sin fin. 
Adiós, a esa voz, dulce y melodiosa, que llenó mis días de alegrías. 
Adiós, a ese cabello, lleno de infinitas cordilleras y lagos.
Adiós, a ese aroma, lento e inspirador, que se queda en mi memoria. 
Adiós... a ti.

Buen día, tú. 

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