lunes, 21 de julio de 2014

Creer soñar

Desperté. Creo. Me levanté de la cama lentamente, abrí la ventana y sentí el frío aire de la mañana, se percibía un ligero aroma a humedad y un ligero perfume que debió haber dejado atrás una mujer que pasó cerca, tal vez en camino a su trabajo. Cerré la ventana, me dio frío.

Me volví a acostar sin querer dormir. Pensé.

Me levanté. Estaba lloviendo. Al parecer me perdí de algunos momentos en lo que pensaba o dormía, no lo sé.

Cayó un rayo y el trueno se escuchó cerca.

En la tarde me enteré que había dejado sin luz a un hospital cercano. Un paciente murió.

El día siguió y llegó la hora de dormir.

Desperté. Creo.

martes, 1 de julio de 2014

La prosa para Aurora

Todo es un juego de palabras, cabe mencionar.

Hace tiempo escribí una prosa que no era para alguien en específico, al momento de ser escrita las ideas fluyeron e hicieron conjunción en una identidad ideal, más allá de lo que pensaba en esos momentos, era una prosa sin dedicatoria, pero, sin embargo, dedicada. Ahora, en estos momentos de la vida y del camino, me encuentro con alguien a quién escribirle, alguien a quién dedicarle una prosa; Aurora.

Ella es todo y a la vez nada, ha pasado por todo y por nada, el tiempo no la toca, el viento y la lluvia la dejan pasar sin siquiera tocarla. Ella nació espontáneamente, de un momento para otro. ¿Habrá sido la poesía o la aventura de haberla encontrado sin buscar? Ella no sale de mi mente, sólo una vez la intenté sacar de ahí y me di cuenta que era inútil, no era posible. No pensé que fuera posible, nunca me imaginé algo por el estilo. Creo que fue la poesía; tantos poemas en mi mente sin imagen alguna, tal vez haber encontrado la imagen le dio sentido a todo. Creo que fue el hecho de encontrar algo que no se buscaba, como hallar entre juguetes olvidados tu juguete favorito de la infancia, el cual creías perdido. O creo que fue la noche, siempre estrellada y siempre distante, que me hacían buscar algo que sabía no existía.

Desde que no salió de mi mente le di varios nombres. No sólo tenía el suyo, al mismo tiempo era Beatriz y yo me veía como el Dante que la seguiría por el infierno, purgatorio y paraíso; al mismo tiempo era Madame Chauchat y yo me veía como el Hans Castorp que la vio desde lejos en el sanatorio en los Alpes; al mismo tiempo era Fermina Daza y yo me veía como Florentino Ariza ese día en la oficina de telégrafos; al mismo tiempo era Cosette y yo me veía como Marius escribiéndole esa carta llena de poesías; ella era todo y a la vez nada.

Además de la vida que ella tenía, yo la busqué en la música, otro idioma que todos hablan y que pocos entienden. Canciones y melodías transitaban mi mente, ciertas piezas me recordaban su sonrisa, otras su mirada y sus eternos ojos oscuros, un arpeggio me recordaba su voz, el órgano del Barroco su risa, las estaciones de Vivaldi su humor, ciertas canciones de hoy todo lo anterior.

¿Qué somos? Somos simples seres que van por la vida buscando algo que creen que está hecho para ellos, algo que los espera y que buscándolo lo van a encontrar. Pero el fin no es el correcto, el fin que uno busca es una ilusión, algo creado por ellos, pero es el camino y lo que hay en éste lo que en verdad queremos, queremos algo que no sabemos lo que es.

"Vos buscás algo que no sabés lo qué es" 

¿De eso no se trata todo?

"She walks in beauty, like the night. Of cloudless climes and starry skies. And all that's best from dark and bright. Meets in her aspect and her eyes." 

Maybe it's about her, maybe I'm writing about her...maybe I'm writing something to her. We all live in a complicate place, we don't know anything, we doubt everything, there are reasons for us to doubt our consciousness and our existence, but when we meet something that makes us doubt of those doubts...you are then sure of it.

No me basta escribirle en español, mi idioma. Si pudiera ella tendría en su mano un poema en cada idioma de este mundo.

Tal vez esta prosa es diferente a la otra.

Tal vez no.

Podría aquí escribir mil poesías acerca de ella, de su mirada y su sonrisa. Pero ella ya las conoce todas. Y, ¿Para quién es esta prosa? Sobra decirlo.

¿Qué queda decir?
Falta decir que todo es, reitero, un juego de palabras.