Desperté. Creo. Me levanté de la cama lentamente, abrí la ventana y sentí el frío aire de la mañana, se percibía un ligero aroma a humedad y un ligero perfume que debió haber dejado atrás una mujer que pasó cerca, tal vez en camino a su trabajo. Cerré la ventana, me dio frío.
Me volví a acostar sin querer dormir. Pensé.
Me levanté. Estaba lloviendo. Al parecer me perdí de algunos momentos en lo que pensaba o dormía, no lo sé.
Cayó un rayo y el trueno se escuchó cerca.
En la tarde me enteré que había dejado sin luz a un hospital cercano. Un paciente murió.
El día siguió y llegó la hora de dormir.
Desperté. Creo.
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